miércoles, 10 de octubre de 2012

Soy una soñadora como siempre lo fui, pero hoy quiero dejar de soñar y hacerlo todo realidad.
Vivir buscando algo no es saludable. Yo vivo buscando, vivo buscando lo que no se por lo que nunca voy a encontrar la respuesta. Primero debo encontrar qué es lo que estoy buscando y, así, llegamos a algo que nunca hallará una respuesta. Pero a veces, solo a veces, los buscadores nos damos cuenta de que aquello que queríamos saber ya lo sabíamos. A veces, sabemos la respuesta pero no la pregunta.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Pausa

A veces me detengo. Me detengo y pienso. Pienso en lo que tengo, en las cosas que pasaron durante un tiempo. Cuando lo hago me doy cuenta de que vivimos, a veces, por inercia. Con la cabeza tan en el futuro que nos olvidamos de vivir, de sentir, el presente. Me detuve y, de repente, lo sentí. Estos últimos meses pasaron sin que me de cuenta siquiera. Y, sin embargo, fueron unos de los meses más destacables de mi existencia. De repente sentí el peso de la pérdida, la necesidad de retener a alguien o, aunque sea, un recuerdo, por más tiempo. De repente sentí miedo ante todo lo que venía haciendo y sus consecuencias en mi futuro. De repente, y por sobre todas las cosas, sentí amor. Sentí a la persona que me sacudió el mundo estos meses, sentí el amor que, sin darme cuenta, fue apareciendo a lo largo de estos meses. Sentí como mi vida fue cambiando y cambia, constantemente. A veces detenerse a pensar puede revivir viejos miedos, inseguridades, dolores. Dolores que quizás surgen más fuertes que nunca antes y que aún no son más fuertes que los que vendrán. Pero son cosas que necesitamos, de todas maneras, superar. Detenerse y pensar.

miércoles, 18 de abril de 2012

Cerró fuerte los ojos, olvidó todo lo que había visto hasta ese momento para dejarse impresionar nuevamente. Pensar en la ciudad, en todo lo conocido hasta ese momento. Demoró en abrirlos, pues en la total oscuridad también se podía apreciar la energía del lugar. Ese viento eterno (pero moderado esta vez) junto con esa doble sensación en la piel (el frío de la zona y el calor del sol), jugaban con sus sentidos y con su imaginación. Pero abrió los ojos. Ahh, cada elemento del cuadro en su lugar exacto. Escalofríos, calor, una respiración profunda y taquicardia a la vez. Había dudado en una ocasión sobre su propósito en este mundo. Se había preguntado, quizás mas de una vez, si su existencia sería en vano. No encontró una respuesta y, quizas nunca lo haga pero, allí, se dió cuenta de que no importaba. Nada de eso importaba. Había algo mucho mayor. Y si no tenía algún significado su vida pues, ya no era importante, sabía que quería vivir para ver. Vivir para conocer el mundo, vivir para entenderlo, para ver la perfección dentro de tanta imperfección porque lo era, era perfecto. Luego, llorar de rabia. ¿Como podrían existir seres que no sintiera tales emociones en un lugar así? ¿Como podría haber gente cuyos sueños no se dispararan? ¿Como podría haber gente que pareciera odiar esos lugares? Y, sin embargo, ellos parecían saber cual era su lugar en el mundo. ¿Como esas personas podrían encontrar un lugar en un mundo que detestan? Porque, indudablemente, lo detestan. ¿Como puede ser que, amando algo tanto, no pueda sentirse parte de él? ¿Será igual con todo lo que amamos?

martes, 13 de marzo de 2012

Cambio

Solo escribo cuando estoy mal, solo escribo cuando estoy frustrada, solo escribo cuando siento algún vacío. Probablemente eso explique por que no he estado escribiendo en todo este tiempo. No escribo cuando me siento feliz, no escribo cuando me siento llena. Quizás sea hora de empezar a escribir acerca de lo que me hace feliz, acerca de lo que disfruto en esta vida, acerca de lo que tengo. Voy a estar más ocupada..

jueves, 9 de febrero de 2012

Él

Todavía me acuerdo (¿cómo olvidarme?) de aquel segundo, eterno, en que la tierra vibró al compás de mi corazón, violento, cambiando el eje de mi universo. Dicen, que quizás las emociones son difíciles de ser recordadas, yo no lo sé pero recuerdo ese segundo a la perfección. Mi corazón se agitó tanto que todavía tiene las marcas. Saltó, bailó, aceleró y de la emoción casi se detiene por completo. Con un minuto de nuestras vidas me bastó para echar un vistazo al que, quería, sería mi futuro.

Fueron tres palabras robadas las que echaron raíces en mi y crecieron hasta prenderse de cada parte de mi mente. “This is it”. Fue solo una idea que, puesta en palabras, se convirtió en algo tan real para mí que prendió en el lugar más profundo de mi cuerpo un fuego que me iría consumiendo de a poco. Una idea tóxica.

¿Pero como rechazarla? Pues una vez reconocido el objeto de deseo, el objeto soñado, no puede dejarse ir. En mi vida no había sino infinitas incertidumbres, entonces ¿cómo no aferrarme a una única certeza? La certeza de saberte el dueño de mis sueños. Sentir lo lejano e irreal tan cerca y real, fue demasiado poderoso para mis todavía inexpertos y jóvenes sentimientos.

This is it. En aquel eterno segundo vi toda nuestra vida, juntos. Había encontrado, tempranamente, lo que habría de buscar toda la vida. No cabía duda, me pertenecía. ¿Cómo podría, de otra forma, no ser mío? Yo lo había soñado y, sin querer, lo había encontrado. Era el destino (¡y ya hasta creía en el destino!).

Pero la vida me hizo muy paciente, y así me encontré yo, esperando. Porque, tres años después, sé que no me equivocaba.

martes, 7 de febrero de 2012

Tres años atrás

Un pensamiento cruzó mi mente una vez. Nunca me había pasado algo así. Por si fuera poco, cometí el error de decirlo en voz alta. Esa idea se prendió muy fuerte en algún rincón de mi cerebro, que la dejó muy a mano para que siempre esté presente. Con el tiempo fue creciendo y se hizo tóxica. Ya casi duele.

lunes, 16 de enero de 2012

Palabras para el viento.

Fuego en la garganta. Son las palabras que quedaron estancadas, las que me queman. Pensadas para ser dichas, pero destinadas a morir allí. Se convirtieron en fuego. Hablar con el viento tampoco creo que resulte.

Nudo.

Tengo tanto para decir y tan pocos espacios para hacerlo. No puedo hacerlo sin sentir que algo en mi cambió, que mis creencias cambiaron. No puedo permitir que cambie aquello en lo que siempre creí, o mejor dicho, que no creí. Pero rompiste con todos mis esquemas. Rompiste con todo lo que conocía. Comienzo a comprender esa necesidad que tiene la gente de hablar con el aire y sentir que hay algo más allá que los escucha. Aclaro, sigo sin creer que alguien nos escucha, pero ahora entiendo la necesidad de hacerlo. Quizás si lo escribo..