domingo, 12 de diciembre de 2010

siempre la primera en dar lecciones sobre el esfuerzo y la perseverancia, tambien la primera en olvidarlas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi esa oscuridad fría y vacía que se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer. Este mundo que vaga a la deriva no esta moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es dios quien mata a los niños. Ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Solo nosotros. Las calles hedían a fuego. El vacío respiraba con fuerza en mi corazón, convirtiendo sus ilusiones en hielo, haciendolas añicos. Entonces renací, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo.
Se lo tomaba como si fuera un chiste, pero lo entendía. Veía las grietas en la sociedad, veía cómo los hombrecitos enmascarados intentaban que no se hicieran más grandes... Contempló el verdadero rostro del siglo XX y optó por convertirse en un reflejo, en una parodia de él. Nadie más entendió el chiste. Por eso se encontraba tan solo. Esto me recuerda a un chiste: Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice nque la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde "El tratamiento es sencillo. El gran payaso Pagliacci se encuentra esta noche en la ciudad. Vaya a verlo. Eso lo animará". El hombre se echa a llorar. Y dice "Pero, doctor... yo soy Pagliacci".

domingo, 5 de diciembre de 2010

He decidido hacer limpieza. Aspirar los malos pensamientos, desechar lo que no sea necesario para hacer lugar para cosas nuevas, lustrar mis pequeños pedacitos de oro, desempolvar los rincones que había olvidado, ordenar para que todo sea más claro y fácil de encontrar y así, dejar de guardar todo en el armario de las cosas que no se manejar.