A mi me gusta vivir en mis fantasías. A veces hasta yo misma las transformo en mi realidad. Quedo cegada por aquellas realidades que solo existen en mi cabeza y cuando abro los ojos y me sacudo un poco, la realidad me espanta. Por eso huyo de nuevo a las historias que inventa mi cabeza. Las historias de amor nunca acaban, siempre tomo las decisiones correctas y soy lo mejor que puedo ser.
Nunca había conocido a otra persona que se encierre así en su mente como yo. Hasta ahora. Pero viendo objetivamente, leyendo y sintiendo las historias que su mente le crea, me doy cuenta de lo dañino que es. Cuando abra los ojos y quede cegado por la luz, volverá a las sombras. Hasta que nunca más podamos salir.
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